Nueva colaboración entre Ridley Scott y Russell Crowe tras Gladiator, un buen año, red de mentiras y American Gangster.
En esta ocasión nos trasladan a la Inglaterra del siglo XII para narrarnos el origen de la leyenda de Robin Hood, en eso se diferencia de otras adaptaciones. Aquí Robin Hood no roba a los ricos para dárselo a los pobres ni esta huyendo constantemente de los ejércitos del rey.
La película tiene muy buen comienzo con la batalla inicial, Ricardo Corazón de León fallece y a partir de ahí se desarrolla toda la trama, con Robin escapando del ejercito. Tras una emboscada fallida por parte de los conspiradores franceses, la corona inglesa cae en manos de Robin, quien la traslada a Londres, donde es coronado Juan.
La espada que le cede Robert Loxley en su muerte a Robin lleva una inscripción y la promesa de Robin de hacérsela llegar a sir Walter Loxley en Nottingham.
Loxley le acoge, le pide que haga pasarse por Robert, por el marido de Lady Marian, y poco mas vamos a contar para no desvelar nada.
La trama se sigue sin problemas, hay algunos fallos históricos, por cierto, destaca la batalla final rodada en unos escenarios espectaculares.
Crowe esta muy bien, aunque a veces parece que este en Gladiator 2, pero en general esta bastante bien, el grupo de Robin aporta bastante frescura al conjunto, Blanchett cumple, el resto de secundarios no están mal, destacando William Hurt.
Veremos si hay secuela, el final es lo bastante abierto como para no pensar que esto tenga su continuación si la taquilla funciona.
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