No fue precisamente un desayuno, quizás a media mañana cuando me deje caer por la quinta avenida, algo muy recomendable para todo aquel que viaje a New York. La larga avenida a partir de Times Square ofrece mil sitios en los que se han rodado películas, cientos de tiendas donde quemar tarjetas de crédito, hoteles de lujo, y por si esto fuera poco, llega un momento que acompaña al pausado ritmo de Central Park, un oasis de tranquilidad dentro de la gran urbe.
Pero entre otras muchas tiendas, yo pare en una y me acorde de Audrey mirando aquel escaparate, no es que me interese mucho el mundo de las joyas, pero la escena de aquel film me hizo fijarme en aquella tienda. Y la curiosidad me pudo y entre, fue muy breve, apenas un ligero paseo entre varios estantes que mostraban sus productos de la forma mas lujosa que había visto nunca en una tienda.
Hoy desayunando he pensado en esta canción, y en aquella imagen de la bellisima Audrey mirando algo inalcanzable...
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