Ana, es tan corta la vida,
y son tantas despedidas
llenas de promesas vanas.
Ana, ¿qué será de nosotros
cuando caigamos y otros
ocupen nuestro lugar?
Ana, ¿dónde será la batalla
próxima en que perdamos
la guerra contra la soledad?
Ana, volverás a escuchar
las piedras que contra tu ventana
lanzó la felicidad.
Lanzó la felicidad.
Ana, es tan corta la vida,
quizás me vuelva mentira
y no te conozca mañana.
Ana, cuando te esconda un abrazo
recuerda entonces el año
en que forjamos la paz.
Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás.
Ana, te veo y me declaro culpable
de desear tu presencia
más que desear la paz.
Ana, ¿qué hago yo con mis canciones,
con el manojo de escarcha,
con mis ganas de matar?
Ana, ¿qué hago yo con las montañas
de papeles que he firmado
jurando morir o amar?
Jurando morir o amar.
Ana.
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