lunes, 25 de abril de 2011

A la sombra de un León

Llegó con su espada de madera 
y zapatos de payaso a comerse la ciudad. 
Compró suerte en Doña Manolita 
y al pasar por La Cibeles 
quiso sacarla a bailar un vals, 
como dos enamorados y dormirse acurrucados 
a la sombra de un león. 
Qué tal, estoy sola y sin marido 
gracias por haber venido a 
abrigarme el corazón. 

Ayer a la hora de la cena 
descubrieron que faltaba el interno dieciseis 
tal vez disfrazado de enfermero 
se escapó de Ciempozuelos
con su capirote de papel. 
A su estatua preferida 
un anillo de pedida 
le mandó en El Corte Inglés. 
Con él, en el dedo al día siguiente 
ví a la novia de la gente 
que lo vino a detener. 

Cayó como un pájaro del árbol 
cuando sus labios de mármol 
lo obligaron a soltar. 
Quedó, un taxista que pasaba 
mudo al ver como empezaba La Cibeles 
a llorar y chocó contra el banco central, 
y chocó contra el banco central. 
y chocó contra el banco.


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