viernes, 1 de julio de 2011

Para Big Man

PARA BIGMAN

Estoy aquí sentado, escuchando a todo el mundo hablar de Clarence y mirando esa foto de nosotros dos ahí. Es una foto de Scooter y Big Man, personas que a veces éramos. Como podeis ver en esta foto en concreto, Clarence está admirando sus músculos y yo finjo ser indiferente mientras me apoyo en él. Me apoyaba mucho en Clarence; de alguna forma hice una carrera a base de eso.

Los que compartimos la vida de Clarence, compartimos su amor y confusión. A pesar de que "C" se ablandó con la edad, siempre era un viaje salvaje e impredecible. Hoy veo a sus hijos Nicky, Chuck, Christopher y Jarod, sentados ahí, y veo en ellos el reflejo de muchas de las cualidades de C. Veo su luz, su oscuridad, su dulzura, su dureza, su amabilidad, su mal humor, su brillantez, su atractivo y su bondad. Pero tal y como vosotros, chicos, sabéis, vuestro padre no era fácil de tratar. C vivió una vida en la que hizo lo que quiso hacer y dejó que las fichas, humanas y no humanas, cayeran donde quisieran. Como muchos de nosotros, vuestro padre era capaz de hacer gran magia pero también de crear un enorme lío. Esta era la naturaleza de vuestro padre y mi maravilloso amigo. El amor incondicional de Clarence, que era muy real, venía con muchas condiciones. Vuestro padre era un proyecto enorme y siempre un trabajo en proceso. C nunca hacía nada de formalineal, la vida nunca era una línea recta. Nunca decía A... B... C... D. Era siempre A... J.... C.... Z... Q... I....! Así vivió Clarence y así se movió por el mundo. Sé que esto puede llevar a mucha confusión y dolor, pero vuestro padre también llevaba consigo mucho amor, y sé que os quería mucho a todos.

Hacía falta un pueblo entero para cuidar de Clarence Clemons. Tina, me alegro tando de que estés aquí. Gracias por cuidar de mi amigo, por quererle. Victoria, has sido una mujer amante, amable y cariñosa con Clarence y cambiaste su vida cuando esta no era siempre fácil. A toda la amplia red de apoyo de Clarence, con demasiados nombres para mencionarlos, sabeis quienes sois y os lo agradecemos. Vuestra recompensa os espera en la puerta de embarque dorada. Mi colega era duro de pelar pero llevaba cosas a tu vida que eran únicasy cuando encendía la luz de ese amor, iluminaba tu mundo. Tuve suerte de estar bajo esa luz durante casi 40 años, cerca del corazón de Clarence, en el Templo del Soul.

Un poco de historia: desde los primeros días en los que Clarence y yo viajábamos juntos, entrábamos en los hoteles por las noches y en cuestión de minutos, C transformaba su habitación en su propio mundo. Sacaba las bufandas de colores y las ponía sobre las lámparas, las velas aromáticas, el aceite de pachuli, las hiervas, la música. El día se desvanecía, el entretenimiento iba y veníam y Clarence el Chamán reinaría y haría su magia, noche tras noche. La capacidad de Clarence de disfrutar de Clarence era increíble. A los 69 años, había pasado por mucho, porque había vivido unas 10 vidas. 690 años en la vida media de un hombre. Cada noche, en cada sitio, salía magia volando de la maleta de C. Tan pronto como el éxito lo permitió, su vestuario tuvo el mismo aspecto que su hotel hasta que visitarlo era como un viaje a un estado soberano que acaba de encontrar enormes reservas de petróleo. C siempre supo como vivir. Mucho antes de que Prince se quitara los pañales, el mundo de Big Man ya se regía por un aire de misticismo. Yo salía de mi vestuario, donde tenía varios sofás y algunas taquillas de gimnasio, y me preguntaba qué estaba haciendo mal! En algún momento del camino, se bautizó el Templo del Soul; y C lo presidía sonriente con sus secretos y sus placeres. Que te permitieran acceder al templo del Soul era algo maravilloso.

Cuando era un niño pequeño, mi hijo Sam estaba fascinado con el Big Man. No es sorprendente. Para un niño, Clarence era como una enorme figura de cuento, de un libro muy exótico. Era un gigante de rastas, con manos gigantes y una voz melíflua y profunda endulzada con amabilidad y ciudado. Y para Sammy, que era solo un niño pequeño blanco, él era profunda y misteriosamente negro. A los ojos de Sammy, C debía parecer del continente africano, con un tiro de estilo americano, todo mezclado en una figura cálida y cariñosa. Así que Sammy decidió pasar de mis camisetas de trabajo y comenzó a sentirse fascinado por los trajes y las batas reales de Clarence. Rechazó sentarse en la furgoneta de papá y optó por la limusina de C, sentándose a su lado durante el lento devenir del show. Decidió que cenar delante de la taquilla no era suficiente, y corría por el pasillo para desaparecer en el templo del Soul.

Por supuesto, el papá de Sam también estaba encantado, desde la primera vez que ví a mi colega caminando entre las sombras de un bar medio vacío en Asbury Park, con el paseo abriéndose ante él; aquí viene mi hermano, aquí viene mi saxofonista, mi amigo de por vida. Estar al lado de Clarence era como estar al lado del más malo del planeta. Estabas orgulloso, eras fuerte, estabas emocionado y te reías con lo que podría pasar, con lo que juntos podríais hacer. Te sentías como si no importara lo que el día y la noche trajeran, nada iba a tocarte. Clarence podía ser fragil, pero también emanaba poder y seguridad, y de alguna forma extraña, nos volvimos protectores el uno del otro. Creo que quizá yo protegía a C de un mundo en el que todavía no era tan fácil ser negro y grande. El racismo estaba siempre presente y durante nuestros años juntos, lo vimos. La fama y el tamaño de Clarence no le hicieron inmune. Creo que quizá C me protegía de un mundo en el que tampoco era siempre fácil ser un chico blanco, inseguro y raro. Pero juntos éramos rompedores, cualquier noche, durante nuestras juergas, de los más malos del planeta. Estábamos unidos, éramos fuertes, hacíamos lo correcto, éramos inamovibles, éramos graciosos, estábamos salidos como puertas y éramos serios como la misma muerte. E íbamos a tu ciudad a sacudirte y despertarte. Juntos, contábamos una historia más vieja, más rica, sobre las posibilidades de la amistad, que trascendía las que yo escribía en mis canciones y mi música. Clarence la llevaba en el corazón. Era una historia en la que Scooter y el Big Man no solo rompían la ciudad en dos, sino que pateábamos culos y rehacíamos la ciudad, convirtiéndola en el tipo de sitio donde nuestra amistad no era tal anomalía. Y eso... eso es lo que echaré de menos. La posibilidad de renovar ese voto y volver a esa historia cada noche, porque eso es algo... es lo que hacíamos juntos. Los dos. Clarence era grande, y me hacía sentir, pensar, querer y soñar a lo grande. ¿Cómo de grande era el Big Man? Demasiado jodidamente grande para morir. Y esos son los hechos. Puedes ponerlo en su lápida, puedes tatuártelo en el corazón. Acéptalo, es el Nuevo Mundo.

Clarence no deja la E Street Band cuando muere. La deja cuando nosotros morimos.

Así que echaré de menos ami amigo, su saxo, la fuerza de la naturaleza que era su sonido, su gloria, sus locuras, sus logros, su cara, sus manos, su humor, su piel, su ruido, su confusión, su poder, su paz. Pero su amor y su historia, la historia que me dio, que susurró en mi oído, que me permitió contar... y que os dio a vosotros... va a continuar. No soy un místico, pero la resaca, el misterio y el poder de Clarence y mi amistad me llevan a creer que debimos estar juntos en otros tiempos, más antiguos, por otros ríos, en otras ciudades, otros campos, haciendo nuestra modesta versión del trabajo de dios... un trabajo aun por terminar. Así que no diré adiós a mi hermano. Simplemente diré nos vemos en otra vida, en la carretera, donde retomaremos ese trabajo y lo terminaremos.

Big Man, gracias por tu cariño, tu fuerza, tu dedicación, tu trabajo, tu historia. Gracias por el milagro... y por dejar a un pequeño chico blanco entrar por la puerta lateral del Templo del Soul.

ASÍ QUE DAMAS Y CABALLEROS... SIEMPRE ÚLTIMO, PERO NUNCA EL MENOS. OIGAMOSLO DEL MAESTRO DEL DESASTRE, EL GRAN KAHUNA, EL HOMBRE CON UN DOCTORADO EN SANACIÓN SEXUAL, EL DUQUE DE PADUCAH, EL REY DEL MUNDO, CUIDADO OBAMA! EL SIGUIENTE PRESIDENTE NEGRO DE LOS EEUU AUNQUE ESTÉ MUERTO... OS GUSTARÍA SER COMO ÉL PERO NO PODEIS! SEÑORAS Y SEÑORES, EL HOMBRE MÁS GRANDE AL QUE HABÉIS VISTO JAMÁS! DADME UNA C-L-A-R-E-N-C-E. COMO SE DELETREA? CLARENCE! COMO SE DELETREA? CLARENCE! COMO SE DELETREA? CLARENCE! amen.

Voy a dejaros hoy con una cita del propio Big Man, que compartió en un viaje en avión hacia casa desde Buffalo, el último concierto de la última gira. Mientras celebrábamos en el avión, felicitándonos los unos a los otros y contando historias de muchos conciertos épicos, noches de rock y los buenos tiempos que habíamos compartido, C se sentó tranquilamente, absorviéndolo todo, levantó su vaso, sonrió y nos dijo a todos los congregados: "Esto podría ser el comienzo de algo grande".

Te quiero, "C".



Carta de despedida de Bruce Springsteen a Clarence Clemons.


Gracias por la traducción a Cicely del Springsteencorner...Gracias Elena!

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