jueves, 9 de junio de 2011

Si te vas...

Se le nota en la voz, por dentro es de colores,
y le sobra el valor que le falta a mis noches.
Y se juega la vida
siempre en causas perdidas.

Ojala que me la encuentre ya entre tantas flores.
Ojala que se llame amapola,
que me coja la mano y me diga ¡qué sola!

No comprende la vida, no.
Y que me pida más más más más, dame más.
Y que me pida.

Es capaz de nadar en el mar más profundo.
Igual que un superhéroe, de salvar al mundo.
Donde rompen las olas
salva una caracola.

Ojala que me despierte y no busque razones.
Ojala que empezara de cero,
y poderle decir que he pasado la vida
sin saber que la espero, no.
Y sin que me pida más más más más, dame más.
Sin que me pida.

Si te vas
me quedo en esta calle sin salida, sin salida.
Que este bar
está cansado ya de despedidas, de despedidas.

Como un extraterrestre se posa en el suelo
y me ofrece regalos que trae de otros cielos.
Le regalo una piedra
recuerdo de la Tierra.

Me pregunta por qué el hombre inventó la guerra.
Y en silencio pregunta aún de cosas más serias.
Yo me pongo palote
sólo con que me toque.

“¿Dónde vamos tan deprisa?”,
me pregunta su sonrisa.
Si tú quieres, tengo el plan:

Caminar, salga que salga el sol,
por donde salga el sol,
que no me da.

Y llegar hasta tu corazón,
salvo que salga el sol,
por donde salga el sol.

Si he tardado y no he venido,
es que ha habido un impedimento.
Me llevaron detenido
para hacer un declaramiento.

He robado, he mentido,
y he matado también el tiempo.
Y he buscado en lo prohibido
por tener buenos alimentos.

Y es que la realidad
que necesito
se ha ido detrás
de ese culito.

Que delante de mi
se paró por fin
un día con una noche oscura,
esperando por ver si saliera la luna.

Déjate querer,
dímelo otra vez,
un día con una noche oscura,
esperando por ver si saliera la luna.

Ay luna, ay luna.

Quédate muy cerca de mí,
así los dos, dulce madrugada.
Mírame y vuelve a sonreír,
que sino, yo no comprendo nada.

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